La finalidad del arte es dar cuerpo a la esencia secreta de las cosas, no el copiar su apariencia. Aristóteles

lunes, 9 de noviembre de 2009

¿Continuaremos en esto?




Más acá la creación a escala de un continente, redondez transparente llena de esencias terráqueas con fuerza y luz. Y luego el amarillo degenerado de la vida que nos forma. Qué fácil, verdad, como para que tan aislados estemos en esta descomunal oscuridad violable con el pensamiento. Hay que lanzar la voz para esperar respuestas. ¡Qué posterior silencio habrá de impresionarme para obligarme a valorar mis fuerzas tan extrañas! Continuaré. Y es posible que la decepción me gane. Que me derrote y me destruya en esta santa tranquilidad terrena.
Dentro de un tiempo, dentro de un océano de sueños desaparecerán nuestras primeras huellas. Desde ahora, hasta que comience a oscurecer ad infinitum, habrá sudores cósmicos y cavidades mortuorias. El canto del viento sobre los copos frondosos se silenciará en tragedia y ganarán medida los descendientes cúbicos. El sopor aumentará a paso firme y lento y su fantasmita asustará con la simplicidad de lo irrisorio. Las generaciones percibirán el cambio que sólo sufren los que miden magnitudes.
Tómese en cuenta, para medir nuestra soledad, que entre nuestros primeros saltitos arrítmicos y el logro de la serenidad espacial, hay la pobreza de ocho gotas.
Para el futuro -¡qué fatalidad!- cuatro de ellas, y cada muy corto tiempo, regarán el cultivo de nuestra muerte total.
Hay respuestas para evitarlo todo. Pero no la tienen los tigres, sino los escultores del silencio.  Nuestra mirada un día muy próximo llegará hasta una gran lejanía. Y más allá comenzará su viaje hacia el infinito. Sería como viajar muerto en un vehículo muerto.
Y me pregunto, cuando no sé si vacilo o si me callan otros el cerebro:
¿Continuaremos en esto? 



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