Ser o no ser nos rige al parecer. Lo que pareciera ser no es más que una loca danza, no un lenguaje cuerdo de los cuerpos. Crecemos a ritmo de anocheceres, de amaneceres que cambian sus horas de nacer y morir.
En un nuevo minuto de la vida, cambia a saltos el mundo y su acontecer. Se humedece asaltado de lágrimas inesperadas.
Es posible crecer juntos, morir juntos, aunque mi muerte prematura sea.
Y habrá de nacer una luz grande y fuerte del vuelo luminoso y caótico de las luciérnagas.
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