Cuando la puerta se abrió, apareció un esperpento de cabello muy alborotado con una banda colorada terciada en la frente; con un párpado medio caído, exhibiendo en ambos ojos dos enormes legañas petrificadas, con voz como de eco, con sus multicolores escleróticas con máculas de sangre; y, todo en un cuerpo mofletudo, debilitado y cruzado de cicatrices soldadescas. Comenzamos una conversación dispersa, a propósito de que se acostara en el abultado sofá de la pequeña sala, cuando cada cinco minutos, de adentro, provenía una voz vacía que, en una de las tantas veces que la escuché en balbuceos, le entendí como clamar: ven, mi amor, inyéctame, que no aguanto.
La finalidad del arte es dar cuerpo a la esencia secreta de las cosas, no el copiar su apariencia. Aristóteles
miércoles, 2 de septiembre de 2009
Un encuentro impactante
Cuando la puerta se abrió, apareció un esperpento de cabello muy alborotado con una banda colorada terciada en la frente; con un párpado medio caído, exhibiendo en ambos ojos dos enormes legañas petrificadas, con voz como de eco, con sus multicolores escleróticas con máculas de sangre; y, todo en un cuerpo mofletudo, debilitado y cruzado de cicatrices soldadescas. Comenzamos una conversación dispersa, a propósito de que se acostara en el abultado sofá de la pequeña sala, cuando cada cinco minutos, de adentro, provenía una voz vacía que, en una de las tantas veces que la escuché en balbuceos, le entendí como clamar: ven, mi amor, inyéctame, que no aguanto.
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